lunes, 15 de diciembre de 2014

LA SANTA COMPAÑA Y SUS LEYENDAS

Estar en Galicia no solo es oír llover, ni esas noches interminables de invierno, ni siquiera el sonido de gaitas. Son las leyendas, las meigas y sobre todo “nuestra Santa Compaña”.
Para aquellos que todavía no sepáis lo que es, bien porque no habéis tenido la suerte de venir a visitarnos o que algunos de nuestros mayores os rogase encarecidamente que no salieseis solos por la noche, o que  aún nadie os lo ha explicado… creo que a estas alturas, gracias a internet, todo el mundo las conoce. Os contaré, por si os pilla desprevenidos en pleno bosque y no sabéis como actuar.
Se dice que la santa compaña es una procesión de muertos o ánimas en pena, que a partir de las doce de la noche, recorren errantes los caminos de un pueblo. Su misión principal es visitar las casas donde en breve ocurrirá una defunción. El aspecto de esta comitiva suele ser encapuchados con túnicas blancas  o bien envueltos en sudarios. Caminan descalzos formando una procesión de dos hileras, vagando toda la noche. Cada fantasma lleva una vela encendida y su paso deja olor a cera en el aire, al frente  se encuentra un espectro mayor llamado “Estadea”. Lo más asombroso, no es ver estas almas, si no al mortal que encabeza la procesión, esa persona, portará una cruz  y un cubo con agua bendita. Puede ser hombre o mujer, todo depende de si el patrón del pueblo es santo o santa. Esta persona no recuerda durante el día lo ocurrido en el transcurso de la noche, se puede reconocer  al que esté penado con este castigo, por su extremada delgadez y palidez. Cada noche su luz será más intensa y durante el día, su palidez irá en aumento. Portar con esta cruz, no les permite descansar ninguna noche, con lo cual, esto provocará que su salud se vaya debilitando, hasta enfermar, sin que nadie sepa las causas de ese misterioso mal que les aflige. Esta será su condena, vagar noche tras noche, hasta sorprender a otro incauto y así  pasarle la cruz que porta.
Si en alguno de esos paseos, os sorprende la media noche, vagando despistados, por un camino solitario de algún recóndito pueblo gallego, os recomiendo estar atentos a las señales.
 La santa compaña, camina emitiendo rezos, dicen , casi siempre el rosario, cánticos fúnebres y tocando una pequeña campanilla. A su paso, enmudecen  los animales en el bosque, los perros aúllan de forma desmedida e incluso los gatos huyen despavoridos.
Cuenta la tradición que no todos pueden ver con los ojos a la santa compaña, sólo ciertos dotados poseen esa facultad, por ejemplo, los niños a los que por error el sacerdote haya bautizado usando el óleo de los difuntos. Ellos poseerán esta facultad de mayores y los que no crean mucho en esta leyenda, tendrán que conformarse con sentirla o intuirla..
No sólo existe la santa compaña en Galicia, nuestros vecinos Asturianos, cuentan una leyenda no menos interesante, allí le llaman la Guestia o la procesión de la “bona xente”. Aquí no te sorprenderán en el bosque, pero la apariencia es muy similar, un grupo de gente encapuchada que se acercan a la casa del que será el futuro difunto. Dan tres vueltas a la vivienda del moribundo, su muerte sucederá  en breve. Los aparecidos, suelen ser conocidos del que va a fallecer, que ya están en el otro mundo y  van exclamando a su paso la siguiente frase: “Andad de día que la noche es mía”.
Se sabe que un día, una mujer salió a recoger castañas creyendo que ya había amanecido. Un miembro de esa procesión se le acercó y se identificó como su padrino,  ya fallecido, la cogió de la mano y le ofreció una vela que ella sujetó. Al cabo de unos días enfermaba y moría.
También en las Hurdes, Extremadura, donde cuento con buenos amigos, tienen  su versión de la santa compaña. Se le llama “corteju de genti de muerti”. Allí, está compuesta por dos jinetes fantasmales que causan el pánico por los pueblos hurdanos en la madrugada, aseguran que quien los ve puede resultar muerto.
En Zamora, sus gentes la denominan “la estadea”. En esa provincia, está personificada por una mujer que vaga por los caminos y cementerios,  no tiene rostro, su olor es similar al de la humedad que hay en los sepulcros. Su presencia sólo la ven aquellos que van a morir.
Nuestros vecinos leoneses, la llaman “la hueste de ánimas”.
Y así podríamos seguir, son muchos los pueblos que cuentan con su versión de “la santa compaña”.
En cuanto a su cometido, la finalidad en todas partes es la misma, anunciar la muerte de quien la ve.  Aunque la mayoría de sus apariciones, en todas las versiones suele ser de noche, hay quien cuenta que sus salidas pueden ser diurnas. Por otra parte, está el hecho de que en algunos casos se ha visto que dicha procesión transporta un ataúd, en el cual hay una persona dentro. Dicha persona puede ser la misma que sufra la aparición, siendo su cuerpo astral el que iría en el interior de ese ataúd. Aunque se puede presenciar en distintos lugares, tienen predilección por las encrucijadas y los caminos cercanos a los cementerios. También hay unas fechas concretas en las que su presencia sería más latente, como la noche de todos los santos o incluso en la noche de San Juan.
Los motivos por los que esta compañía de almas errantes suele aparecer son diversos, aparte del que comentaba con anterioridad de anunciar la muerte:
- Reclamar el alma de alguien que morirá pronto, ya que según la leyenda quien es visitado por la santa compaña, morirá en el plazo de un año.
- Reprochar a los vivos faltas o errores cometidos, dicen que si la falta es muy grave, el que la ha cometido, será quien encabece la procesión hasta que otro lo reemplace.
- Anunciar la muerte, de un conocido, del que presencie esta aparición.
-Cumplir una pena impuesta por alguna autoridad del mas allá.
 Visto esto, sea como sea, es mejor no toparse con ella.
Se recomienda, para librarse de esta obligación y que  no puedan pasar el testigo , realizar cualquiera de los siguientes ritos:
- Trazar un círculo en el suelo y entrar en él o bien acostarse boca abajo.
- Llevar una cruz encima y rezar sin escuchar los cánticos de la santa compaña.
- Abrir los brazos en cruz y pronunciar el nombre de Jesucristo cuando vayan a pasarte su cruz.
- Contestarle de la siguiente forma al vivo que quiere pasarte el testigo, “cruz ya tengo”.
- Llevar los brazos cruzados.
- Llevar las manos ocupadas, una con una piedra y otra con un palo.
- La santa compaña no tiene el poder de capturar el alma de quien se encuentre con ella, si está sobre los peldaños de un crucero, de los que se encuentran situados en los cruces de caminos.
- Por último, dibujar con tiza en el suelo un círculo y meterse dentro, también funcionaría.
 Aunque lo más efectivo, si no vas a templar los nervios, es salir corriendo. De todas formas, quien sabe, quizá  seamos nosotros los que no pertenecemos al mundo de los vivos y ellos solo se ocupen de rescatarnos.

Lo más importante, escuchad a los ancianos, cuando en cualquier pueblo de España os aconsejen como resguardarse de la noche.

(Artículo publicado en la revista "Voces Del Otro Lado")

domingo, 14 de diciembre de 2014

EL HOMBRE LOBO

Cuantas veces, levantando la vista hacia nuestro satélite, nos hemos quedado absortos observando su majestuosidad en esas noches de plenilunio. En este verano hemos tenido la suerte de poder disfrutar de las “súper lunas”. No me digáis que no os ha impactado su tamaño, sobre todo en algunas zonas geográficas, donde realmente su aspecto era inmenso. Pues ahora bien, imaginaos que por un misterio inexplicable, sintiésemos, tan fascinados por la luna, que nos empezamos a encontrar mal, notamos como nuestro cuerpo cambia, sufriendo con ello un dolor indescriptible que nos va arrancando toda humanidad y después de todo este calvario, nuestro aspecto es el de una especie de híbrido entre hombre y cánido. Esto es lo que nos han mostrado innumerables películas, tanto en el cine como en la televisión e incluso en muchos libros. Así pues, nos encontramos con el hombre lobo, una criatura legendaria en muchas culturas del mundo. Su fenómeno mitológico es junto con el del vampiro uno de los más creíbles, de hecho en muchas partes del planeta se cree en la existencia de estos seres , también conocidos como licántropos y de ellos se cuenta que solo puede permanecer en estado animal por un periodo de horas, generalmente después de la salida de la luna llena. Sus facultades son generalmente las mismas que las del animal, fuerza, ferocidad, astucia y rapidez. Claro que si nos damos un paseo por el folclore y la mitología, nos encontramos con que una persona se convierte en lobo bien a propósito o por agentes de otra índole, como una maldición o cualquier otra causa. Si recurrimos al cronista medieval, Gervase de Tilbury, el asoció la transformación con la aparición de la luna llena, sin embargo, este concepto raras veces era tenido en cuenta, hasta que los escritores modernos se fijaron en ella. También hay que atribuir a esas referencias modernas, que un hombre lobo puede ser asesinado, si se le dispara una bala de plata, en cambio algunas tradiciones populares están más por la labor de asesinarlo cortándole la cabeza y arrancándole el corazón. No os suena esto un poco al método de asesinar al vampiro, o al zombie? Si hemos de ser sinceros, nadie sabe exactamente cuándo se empezaron a fraguar las leyendas sobre estos seres. Se podría decir que puede ser fruto de una superstición popular o incluso la manifestación de algunas enfermedades que por aquel entonces no encontraban explicación. Siendo de esta manera, entenderíamos algunos casos ocurridos en España, como por ejemplo el reseñando en el siglo XVI por Antonio de Torquemada, en la obra, “Jardín de flores curiosas”, del año 1575.( Por cierto, no confundáis con Tomas de Torquemada, el famoso inquisidor, Antonio fue un escritor del renacimiento) Decía así: (...) y es, que en el reyno de Galicia se hallo un hombre, el cual andaba por los montes ascondido y de allí se salía a los caminos cubierto de un pellejo de lobo, y si hallaba algunos mozos pequeños desmandados, matavalos, y hartabase de comer en ellos, y era tanto el daño que hazia que los de la tierra procuraron quitar aquella bestia del mundo y prendieronle, y viendo que era hombre, le pusieron en una cárcel (...) Quizás este no sea un caso muy conocido, sin embargo, si os sabréis ya de memoria el de Manuel Blanco Romasanta, que también acontecía en Galicia y éste en el siglo XIX. Por si os interesa y aun lo desconocíais, deciros que hay dos películas en las que se basa la vida de este personaje. Llevan por título: “El bosque del lobo” y “Romasanta, la caza de la bestia”. Si nos adentramos en otras culturas, nos encontramos con el papel del hombre lobo pero protagonizado por otros animales, así, tenemos en África a los hombres hiena o leopardo. En Latinoamérica es común la leyenda de los hombres tigres, dado que son los animales más temidos en esta parte del continente, aunque realmente se derivan hacia los jaguares, otorongos o pumas. Sin embargo, no sería correcto llamar a estos últimos licántropos, ya que esta etimología solo va unida a los hombres lobo. Se cree a ciencia cierta que este mito es originario de Europa y estaba vinculado a ciertas supersticiones y a la magia negra. Por su parte, era mayoritariamente masculino. Se pensaba que entre las causas más probables para ser hombre lobo eran algunas de las siguientes: -ingerir ciertas plantas vinculadas tradicionalmente a los lobos y la magia negra. -beber en el mismo lugar donde lo había hecho un lobo. -cubrirse con la piel de este animal. -dormir desnudo a la luz de la luna llena. -usar alguna prenda hecha con la piel de lobo. -adquirir la capacidad de transformarse mediante magia y sortilegios. -tener relaciones sexuales con un hombre lobo. -nacer después de mellizos o gemelos, siendo hijo varón. -y la más común, ser mordido por otro hombre lobo. Volviendo al aspecto que ya os describía con anterioridad, también pueden presentarse en forma de lobo, aunque éste será más grande de lo normal, y si tenéis que enfrentaros a uno, debéis saber que la forma de matarlo, aparte de la ya conocida bala de plata, puede ser con cualquier instrumento que contenga este mineral, no os olvidéis que tiene que ser punzante. Un dato importante a tener en cuenta, es el hecho de que un hombre lobo, es un hombre completamente normal durante la mayor parte del tiempo. Suele ser un poco velludo y con los sentidos más desarrollados, sobre todo el del olfato, también gozara de una excelente forma física y de buena salud. Durante un tiempo, y por creencias en el folclore popular, en algunas tierras como en Portugal, Galicia, Uruguay, Argentina, Brasil, etc. Los séptimos hijos eran abandonados, dados en adopción o incluso asesinados, pues estos estaban avocados sin remedio a ser hombres lobos. Una anécdota muy curiosa es la protagonizada en 1907 por el presidente de Argentina, este hizo el primer padrinazgo oficial, esto consistía en entregarles una medalla de oro en su bautizo y una beca escolar hasta los 21 años. Esto logro terminar con el abandono de niños, en 1973 se emitió un decreto para legalizar esta costumbre y a día de hoy todavía es normal que el presidente apadrine a todos los séptimos hijos varones. En nombre de todas estas leyendas, como podéis ver, se han hecho muchas cosas que son un sin sentido. Me gustaría relataros algunas de las curas que se daban como posibles para deshacerse de la bestia y que no dejan de ser sorprendentes como poco. Una de ellas era arrodillarse en un punto concreto durante cien años, ser reprochado por ser hombre lobo, ser saludado con el signo de la cruz, ser llamado tres veces por el nombre bautismal, que le golpeasen en la nuca con un cuchillo y al menos derramar tres gotas de sangre e incluso lanzar un objeto de hierro sobre o hacia el licántropo para que revelase su forma humana. Hay muchas historias sobre este ser tan fascinante, incluso en la antigua Grecia podéis encontrar en su mitología la historia de Licaón, rey de Arcadia. Éste, era sabio y culto, había sacado a su pueblo de las condiciones salvajes en las que vivían. Pero el mismo sin embargo continuaba siendo un salvaje, ya que en honor a Zeus, su dios, siguió sacrificando seres humanos, también se decía que asesinaba a todo aquel forastero que llegase a su reino pidiendo hospitalidad. Al enterarse Zeus de estos rumores, quiso comprobar por sí mismo, si era cierto. Se disfrazó de vagabundo y se presentó en el reino, éste en seguida quiso matarle, pero alguien le aviso a tiempo de quien se trataba y lo invito a participar en un suntuoso banquete. Todo hubiese salido bien, si no fuese porque Licaón no pudo evitar gastarle una horrible broma al rey del Olimpo. Hizo que le sirviesen la carne de un niño, presuntamente un hijo suyo. Indudablemente, Zeus se dio cuenta y montó en cólera, esto hizo que Licaón fuese condenado a convertirse en lobo y que sucediese lo mismo a todos sus descendientes. Hoy se le da el nombre de Licaón al perro salvaje africano, pariente del lobo. Esta historia supone una de las primeras leyendas de licántropos, pero también Herodoto en el siglo IV, mencionaba que en la tribu de los “Neuri”, situada según él, al noroeste de Escitia ( una región euroasiática), se transformaban anualmente en lobos durante unos días. Pero cuando se multiplican las citadas bestias es en la edad media, los cuentos de transformaciones eran tan habituales y creían tanto en su existencia que casi nadie se aventuraba a salir al bosque una vez que anochecía. Sin embargo, no hay que olvidar que realmente los lobos auténticos eran muy comunes por esa época y solían atacar personas. Os podría contar muchas más historias, pero os diré que en contrapartida y para terminar, una de las más originales bajo mi punto de vista, es la que se creía en la India. Allí, los tigres, que eran enemigos de los hombres, podían transformarse en humanos con el fin de atraerlos. Una visión diferente y exótica en este mundo de leyendas y transformaciones bestiales.
 (Artículo publicado en la revista "Voces Del Otro Lado")